Tenemos esperanza

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Tenemos esperanza


Agnes, Jesús y Abraham, el bebe, llegaron a Lima el 11 de setiembre del año pasado luego de un viaje que les tomó 5 días desde Maracay hasta Lima, llegaron dejando familia, amigos, amigas, buscando futuro.

 “Fue una decisión difícil porque la situación política, económica, social de Venezuela nos fue llevando a tomar la decisión migrar, de abandonar nuestro país, de abandonar nuestra estabilidad, vivíamos cerca de la familia, tenía mi trabajo cerca, tenía 12 años de trabajo en una buena empresa, mi esposa es profesional, es docente” dice Jesús, recordando las razones por las que se vieron obligados a dejar el país.

“No tenía salida, la situación ahorca a la población y entonces muchos tomamos la decisión de migrar”

En Lima, encontraron lugar cerca de la Parroquia Los Santos Arcángeles, en la zona norte de Lima, en la parroquia dirigida por los sacerdotes columbanos.  En esta zona, como en casi toda Lima, miles y miles de venezolanos recién llegados comienzan una vida nueva, en un país distinto, en una realidad distinta.

“En Perú la gente nos recibió de buena manera, nos ha recibido bien, de verdad. Han regalado ropa, comida para el bebe. Y vamos haciendo cosas para sobrevivir, solo nos cuesta conseguir empleo estable” dice Jesús.

Para Agnes, el bebe es una de las grandes razones por las que dejaron su tierra; lo esperaron por más de 15 años y luego no podían ofrecerle seguridad: “se nos hizo muy complicado en conseguir las vacunas, las medicinas, hasta el mismo jabón en polvo para poder lavar los pañales de tela”.  Así que tuvo que abandonar su trabajo como docente, vendieron sus cosas para conseguir para el pasaje y se pusieron en marcha como los más de 700,000 venezolanos que han llegado al Perú.

En Lima, ahora se dedican, de momento, a vender helados y bombones de chocolate por las calles, con eso ya tienen asegurado el alimento. “El saber que puedo salir a vender y que mi bebe está bien,  ya sé que con eso le tengo seguro su comida, por lo menos la comida del día y eso me deja tranquila” nos cuenta Agnes.

Para Marlene Suárez, coordinadora de la Pastoral Social de la Parroquia, la presencia de nuevos integrantes no ha pasado inadvertida, ellos y ellas “son personas activas que participan en la misa, en los encuentros, en los diferentes momentos de la vida parroquial, siempre están transitando por aquí”.

Han organizado formas de apoyo y solidaridad para los recién llegados.  Muchas familias han acogido en sus casas, otras apoyan con ropa, alimentos, medicina, etc, mientras se pueden instalar y comenzar su nueva vida.

En la navidad pasada organizaron un encuentro “con la población de hermanos venezolanos, un espacio de acogida, donde ellos pudieron sentirse en familia y puedan también entre ellos fortalecer sus vínculos como familia que está en Perú”. 

“No sabemos cómo nos va a ir en el futuro, pero tenemos esperanza porque ya salimos de allá donde no teníamos futuro, el bebe no tenía futuro, ella no tenía futuro en la docencia, yo no tenía futuro en el ámbito en el que yo trabajaba, por lo menos aquí ya sabemos que es posible” dice Jesús con optimismo.